La ruta tenía dos desvíos, uno de los cuales pasaba por el Cáucaso. Concretamente, el recorrido empezaba en Azerbaiyán (Albania caucásica) pasaba por Georgia (Iberia y Cólquida) seguía por el río Rioni hasta llegar al mar Negro y seguía el camino hacia Roma y Bizancio. Los escritos del geógrafo griego Estrabón confirman la existencia de la ruta de raza caucásica.
Después de la caída del Imperio Bizantino el mar Negro quedó bajo el control otomano y en consecuencia se cerró la puerta que conectaba el Cáucaso con Europa. En 2018, 565 años después, los Montaraces del Norte, recrearemos con nuestras bicicletas ese paso cerrado hace siglos.
1089 kilómetros a lo largo del Gran Caúcaso de pura aventura.
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