- miércoles, 1 de agosto de 2018

AQUEL DESIERTO ERA DISTINTO DE LOS DESIERTOS DE ARENA DE ULTRAMAR

6 de la mañana. Como cada día empezamos a dar pedales nada más amanecer. Desde Qabala hasta Şəki, rodeada por los picos nevados del Gran Cáucaso, en algunos lugares con una altura de 3000–3600 metros: https://www.google.com/maps/d/viewer?mid=1ep3atEx7gtBDrr2BD4qDDULQVASmbA6F&ll=41.19958333000001%2C47.19765000000007&z=8






La jornada comienza con una impresionante bajada de 20km; que da idea de las proporciones y contrastes desmesurados de esta zona del mundo, para abandonar los humedales de Tuntul y acceder a la zona desértica de Dixali, surcada por las torrenteras de los altos del Gran Cáucaso a kilómetros de donde nos encontramos.


Una zona inhóspita completamente rota por grandes rocas y profundos cursos de agua que atraviesan oasis y secos por el intenso calor y que en verano sube desde el desierto de Irán.





Los 40 grados y el terreno pedregoso enlentecen nuestra marcha hasta la desesperación pero el retorno a la carretera que abandonamos kilómetros atrás y que se desvía hacia las mismas faldas del Cáucaso no es una opción con más de media medio día invertido en el trayecto. Son las 11 de la mañana y aún nos encontramos a 37 kilómetros del final de etapa, donde tenemos que llegar antes de las 1 del mediodía; más allá es imposible exponerse al sol hasta pasadas las 8 de la tarde, cuando ya empieza a oscurecer.





A partir de aquí atravesaremos esta enorme zona desértica hasta llegar a Şəki finalizando la etapa con más de 400 metros de desnivel positivo en escasos 6 kilómetros.



Mañana, intentaremos llegar a la ciudad de Zaqatala para ir acercándonos los máximo posible a la zona de la frontera norte con Georgia; Los pasos fronterizos del sur se han complicado por la escalada de la tensión entre Armenia y Azerbaiyán y se desaconseja el tránsito por esas zonas del país.

1 de agosto de 2018. Şəki, Azerbaiyán. Fuerza y calor.

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